Los que tenemos animales domésticos, sabemos toda
la compañía, el cariño y la complicidad que nos llegan a dar estos animales. Pero aunque no nos guste pensarlo, debemos saber que probablemente, morirán antes que nosotros, y debemos estar preparados para cuando ese momento llegue.
Mi mascota desde hace casi 14 años, ha sido una
gata común con el nombre más largo en mi veterinario,
Cucurucha Arco Iris. Llevaba unos meses malita, y cuando me dijeron que no se podía hacer nada, me puse a documentarme sobre qué se podía hacer con el cuerpo cuando la llegara la hora.
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| Cuca ^^ |
El proceso normal, es llevarlo al
veterinario para sacrificar y luego ellos se lo quedan allí, o si fallece en casa, llamar al
ayuntamiento y ellos lo recogen. En ambos casos, lo que pasa a partir de ahí, al parecer los envían a hacer una
incineración colectiva junto a más animales, y luego los esparcen por algún sitio correspondiente. He leído varios casos, en unos se dice que los esparcen por parques autorizados, en otros que lo llevan a vertederos, lo cual me parece muy triste.
Yo no quería eso para mi gata. Aunque su alma ya no está, quería saber qué pasaba con su cuerpo. Así que haciendo búsquedas y búsquedas por Internet, encontré varias opciones:
enterrar e incinerar. Ví en muchos foros gente que entierra a sus animales en sus patios o
jardines de sus propiedades privadas, aunque no sé hasta que punto es legal. He leído sitios en los que pone que no es legal, y otros como
este, en el que ponen que sí es legal. Lo sea o no, si se hace bien nadie se va a enterar, ya que es propiedad privada. También existen cementerios de animales, y lo pensé como opción. La alternativa de incinerar también me atrajo mucho, así que me puse a buscar opciones concretas en la Comunidad de Madrid.
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| El último parque |
Después de horas de búsquedas, llegué a muchas conclusiones, y por si a alguien les viene bien, las expongo a continuación:
- Cementerio de animales
En la Comunidad de Madrid existe un cementerio de animales, llamado
El último Parque, inaugurado en 1982, con capacidad para unos 4000 animales. Está situado en Arganda del Rey, y los precios pueden verse en su página web. Aparte de pagar el precio por enterrarlo, diferentes precios según el formato que quieras, hay que pagar una cantidad anual para que pueda seguir estando allí.
Para que os hagáis una idea, un enterramiento más o menos básico, puede costar
300€, más 45€ cada año por el mantenimiento.
http://www.elultimoparque.com/#
- Centros de incineración
En la Comunidad de Madrid existen dos centros de incineración.
HADESCAN
Fue el primero en existir en esta comunidad, de apertura en abril 2005. Me pareció muy curiosa su historia: las personas que crearon el centro, se les murió su mascota, y tuvieron que incinerarla en otra ciudad. Abrieron el centro para cubrir esas necesidades, que no existían en la comunidad de Madrid.
Está situado en un pequeño pueblo de Madrid,
Sevilla la Nueva. Aparte de la incineración, por el mismo precio incluye el transporte (desde el centro veterinario o casa, ida y vuelta), y la urna básica. Si quieres otra urna diferente, se añade un coste adicional. Además, con cita previa, se puede asistir a la cremación del animalito. Escribí para informarme de precios, y a fecha de hoy cuesta
220€, con un plus si hay que recogerlo en sábado por la tarde, domingo o festivo. .
http://www.hadescan.com/
CREMASCOTA
De más reciente apertura, en 2011. Lo montaron entre varios amigos que se les quebró una empresa de restauración. Situado en Alcorcón, ofrece los mismos servicios que el anterior, añadiendo además la posibilidad de asistir a un
velatorio, con cita previa. Este, sin embargo, no tiene el servicio de asistir al crematorio. La urna básica incluida en el precio me gustó mucho, la de Hadescan es mucho más simple. También escribí para informarme, aquí una mascota pequeña cuesta
210€, con un plus de 80€ por transporte si la recogen en sábado por la tarde, domingo o festivo.
http://www.cremascota.com/
Tomara la decisión que tomara, y aunque su cuerpo ahora es sólo materia inerte, no quería entregar el cuerpo al veterinario o al ayuntamiento, y no saber con certeza qué hacían con él. Los restos de mi gata descansan ahora
cerca de mí, y junto a la cuerda con la que jugaba, y un trocito de la comida que tanto la gustaba. Sé que esté donde esté, me está viendo y ahora es ella la que cuida de mí.
