martes, 18 de junio de 2013

Un clavo en la puerta


Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. 

El primer día, el muchacho clavo 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que el aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Un día descubrió que era mas fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter.

Los días pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban mas clavos para retirar de la puerta... Su padre lo tomo de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta.. Nunca mas será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves.Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastara, y la cicatriz perdurara para siempre. La herida verbal hace tanto daño como una herida física. 

Autor Desconocido


4 comentarios:

  1. He tenido la oportunidad de leer esta historia en más de una ocasión. Un buen aporte para el blog.
    ¡Un besazo!

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    1. Me alegro de que te guste :)
      Muchas gracias por comentar. ¡Un beso!

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  2. Buena historia, no la había oído antes y la verdad es que tiene razón, nuestros actos acaban dejando huella... Lo mejor será no hacerlos, así es.
    ¿Me dejas ser un poco malo? He echado de menos algunas tildes :P
    ¡Saludos!

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    1. Es uno de mis cuentos favoritos, tiene mucha razón.
      ¡Lo de las tildes voy a repasarlo ahora! También te digo que he hecho un copia-pega de Internet, y lo he publicado haciendo una lectura rápida, casi sin repasarlo.
      Gracias por decirlo, y por comentar. ¡Un saludo!

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