Creo que he dejado de creer en las personas. Y estoy dejando de creer en los detalles, en trabajarse el día a día, porque muchas veces, parece que no sirve de nada. Que razón tiene el post que publiqué hace unas semanas: lo único que necesitamos es que alguien nos escuche.
Nunca acabas de conocer del todo a nadie.
Y nunca dejan de sorprenderte
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