jueves, 26 de septiembre de 2013

No te rindas - Benedetti


No te rindas, aun estas a tiempo 
de alcanzar y comenzar de nuevo, 
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, 
liberar el lastre, retomar el vuelo. 

No te rindas que la vida es eso, 
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros
 y destapar el cielo.


No te rindas, por favor no cedas, 
aunque el frio queme, 
aunque el miedo muerda, 
aunque el sol se esconda y se calle el viento, 
aun hay fuego en tu alma, 
aun hay vida en tus sueños, 
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, 
porque lo has querido y porque te quiero. 

Porque existe el vino y el amor, es cierto, 
porque no hay heridas que no cure el tiempo, 
abrir las puertas quitar los cerrojos, 
abandonar las murallas que te protegieron. 

Vivir la vida y aceptar el reto, 
recuperar la risa, ensayar el canto, 
bajar la guardia y extender las manos, 
desplegar las alas e intentar de nuevo, 
celebrar la vida y retomar los cielos, 

No te rindas por favor no cedas, 
aunque el frio queme, 
aunque el miedo muerda, 
aunque el sol se ponga y se calle el viento, 
aun hay fuego en tu alma, 
aun hay vida en tus sueños, 
porque cada dia es un comienzo, 
porque esta es la hora y el mejor momento, 
porque no estás solo, 
porque yo te quiero. 

No te rindas
Mario Benedetti


miércoles, 18 de septiembre de 2013

Fallo del sistema

¿Alguna vez os habéis parado a pensar cómo era el mundo sin informática?
En esta sociedad que vivimos hoy en día, la informática, los ordenadores e Internet, se utilizan para todo. ¿Pero qué pasa si hay una caída del sistema?


Yo siempre he pensado que los ordenadores con Internet lo que hacen es facilitarnos la vida: tenemos todo tipo de información en cuestión de unos segundos (eso si, mejor contrastarla), correo electrónico instantáneo, redes sociales en las que vemos la vida de la gente que vemos poco... Pero a veces me asusta a dónde está llegando la informática.

Antes se hacía todo a mano, o con libros y hojas de papel. Ahora está todo informatizado, y cuando se cae el sistema, parece que se paraliza el mundo. En las tiendas, no se puede hacer búsquedas (si te piden un libro raro en una librería, por ejemplo, no lo puedes buscar), no se puede cobrar a los clientes porque está todo informatizado y no funciona...

Hace no mucho, fui a una revisión médica, y ¡sorpresa! Se había caído el sistema, por lo que no podían atender a nadie. En cuanto volvió a funcionar, volvieron a atender a la gente. Pero mi observación, fue: Si se cae el sistema, si un día Internet deja de funcionar, ¡¡no tenemos ni médicos!! Dato que me parece realmente preocupante.

Parece que cuando se cae Internet, se para el mundo, se paralizan las empresas y nos agobiamos porque no funciona, o porque no carga.  A mi me gusta mucho la informática, pero las cosas importantes, siempre las tendré en papel. Me imprimo en papel muchísimas fotos digitales para ponerlas en álbumes y no perderlas. Los archivos importantes, los tengo impresos, y las notas importantes, escritas a mano. Porque nunca se sabe cuando va a fallar la informática, se va a caer Internet o va a entrar un virus.

sábado, 14 de septiembre de 2013

The Blue Umbrella (Pixar)

Hace poco en un cine de verano, vi la segunda parte de Monstruos S.A,, totalmente recomendable. Pero lo que os voy a colgar hoy aquí, es el corto que emitieron antes de la película: The Blue Umbrella, en Español llamado, Azu-lado.

He de decir que al igual el corto de Pixar Day And Night, los minutos que dura el corto me tuvo totalmente enganchada. En el corto se muestra a dos objetos aparentemente inanimados: dos paraguas ¡Disfrutadlo!


domingo, 1 de septiembre de 2013

Deja que la vida te despeine

"Hoy he aprendido que hay que dejar que la vida te despeine. Por eso he decidido disfrutarla con mayor intensidad.

El mundo está loco. Definitivamente loco. Lo rico, engorda. Lo lindo sale caro. El sol que ilumina tu rostro arruga. Y lo realmente bueno de esta vida, despeina.

Hacer el amor, despeina.
Reírte a carcajadas, despeina.
Viajar, volar, correr, meterte en el mar, despeina.
Quitarte la ropa, despeina.
Besar a la persona que amas, despeina.
Jugar, despeina.
Cantar hasta que te quedes sin aire, despeina.
Bailar hasta que dudes si fue buena idea ponerte tacones altos esa noche, te deja el pelo irreconocible.

Así que, como siempre y cada vez que nos veamos, yo voy a estar con el cabello despeinado. Sin embargo, no tengas duda de que estaré pasando por un buen momento.

Es ley de vida: siempre va a estar más despeinada la mujer que elija ir en el primer carrito de la montaña rusa, que la que elija no subirse. Puede que me sienta tentada a ser una mujer impecable, peinada y planchadita por dentro y por fuera.

Las normas de este mundo exigen buena presencia: péinate, ponte, sácate, cómprate, corre, adelgaza, come sano, camina derechita, ponte seria, … Y quizá debería seguir las instrucciones, pero ¿cuando me van a dar la orden de ser feliz? Acaso no se dan cuenta que para lucir linda, me debo de sentir linda … ¡La persona más linda que puedo ser!

Lo único que realmente importa es que al mirarme al espejo, vea a la mujer que quiero ser. Por eso mi recomendación a todas las mujeres: entrégate, come rico, besa, abraza, baila, enamórate, relájate, viaja, salta, acuéstate tarde, levántate temprano, corre, vuela, canta, ponte linda, ponte cómoda, admira el paisaje, disfruta, y sobre todo, ¡deja que la vida te despeine…!

Lo peor que puede pasarte es que, sonriendo frente al espejo, te tengas que volver a peinar"

-  Mafalda -  


miércoles, 28 de agosto de 2013

Amigos

Generalmente casi todo el mundo, tenemos amigos a los que vemos mucho, y amigos a los que vemos muy de vez en cuando.

En la mayoría de los casos, los que ves mucho suelen ser los mejores amigos: los que saben tu vida, los que han vivido muchas cosas contigo, los que saben muchísimo de tí y tú de ellos. Pero luego están los amigos que por circunstancias, ves poco. Quizás por vivir lejos, por estar demasiado ocupado, un día los caminos se separaron. 

Sin embargo, esas pocas veces que veas a esos amigos, son memorables. Quedadas una vez cada cierto tiempo, celebraciones... Me encanta. Como yo siempre digo, me encantan las quedadas-actualización-de-vidas. Con esos amigos que ves poco, quizás hablas poco, muy de vez en cuando, pero cada vez que los ves hay abrazos, alegrías por reencuentros, y muchas sonrisas.

Esos amigos a los que ves poco, generalmente fueron amigos a los que antes veías más, pero por circunstancias, ya no. Esos viejos amigos del colegio, instituto o universidad, esos amigos que vivían cerca antes de mudarte, o quizás esos amigos que te presentaron un día y congeniaste muy bien pero no surge volver a quedar, hasta que hay otra quedada conjunta... 

Como ya dije en este post de noviembre, hay amigos que duran para siempre, pero generalmente con cambios circunstanciales, porque al final, cada uno toma su camino, cada uno tiene su vida y quizás, sin ningún motivo negativo, se empiezan a ver menos. 

Quizás te gustaría verlos más, pero precisamente eso también hace que esas pocas veces, se pasen tan bien y se recuerden tanto. Con los amigos a los que se ven más, al final muchas veces todo es rutina: quedar en los mismos sitios, ir a los mismos lugares y estar mucho tiempo juntos. Y los que ves menos, hacer planes más diferentes, y tener mucho de qué hablar esas pocas veces que se ven.  Y esos reencuentros y planes diferentes, dan mucha vida. 

Por todos esos amigos a los que veo poco, pero sé que están ahí. Y por esos reencuentros que he tenido últimamente. 
Gracias. 


domingo, 25 de agosto de 2013

El alfarero y el lavandero

Hace mucho que no os dejo un cuento... Hoy toca uno que encontré hace unos días navegando por los mundos de internet.

"Hace mucho tiempo, vivía a orillas del Ganges un alfarero que tenía como vecino a un lavandero. Era este último el más importante de la ciudad; buen trabajador, siempre alegre, tenía una clientela variada y numerosa. Era rico y vivía con un cierto lujo que el alfarero, menos favorecido por la fortuna, le envidiaba de todo corazón. Y hasta tal punto llegó esta envidia, que decidió, sin razón alguna, romper todo trato con su vecino, como si aquella prosperidad adquirida tras largos años de trabajo, pudiera perjudicarle a él en algo.

Mientras tanto, el lavandero seguía trabajando activamente, bueno siempre con todos, sin hacer caso del mal humor del alfarero. Finalmente, el envidioso decidió jugar al otro una mala pasada: ¡de un modo o de otro tenía que hacerle reventar la bilis!

Y con estas poco caritativas intenciones fue a presentarse al rey de la ciudad, que era un buen hombre, aunque poco inteligente, y pronunció ante él el siguiente discurso:

- El elefante de vuestra Majestad es negro, pero yo sé que el lavandero, mi vecino, conoce un procedimiento que le es exclusivo, y si le ordenáis que lo lave para blanquearlo, lo conseguirá.De este modo os convertiréis en el glorioso dueño de un elefante blanco.

Al hablar así, no es que se interesara el alfarero por el bien del rey, cosa que le tenía completamente sin cuidado, sino que se decía: El lavandero recibirá de seguro la orden que he sugerido al rey, y como desde luego no podrá volver blanco al elefante, caerá en desgracia, perderá la clientela cortesana y esto le acarreará el fin de su prosperidad.

Como el rey tenía desde hace tiempo el deseo de tener un elefante blanco, pensó que no tenía nada que perder haciendo la prueba y mandó a buscar al lavandero y darle la orden de blanquear a su elefante.

Al oír tales palabras, al lavandero le dieron ganas de reír y de decir al rey que la broma le parecía muy graciosa; pero viendo su aire grave, y recordando que era poco inteligente, se contuvo y permaneció serio. Adivinando en seguida de dónde le venía aquel golpe bajo, se contentó con responder, mirando maliciosamente a los cortesanos que esperaban su contestación:

- Señor, haré todo lo posible por ejecutar la orden de Vuestra Majestad. Aunque debe saber que en nuestra profesión, antes de lavar ponemos las prendas en remojo en un cacharro con agua y jabón, y sólo después de tenerlas allí durante un tiempo, procedemos al lavado. Esto es lo que debo hacer con el elefante, pero lo malo es que no tengo un cacharro lo suficientemente grande para realizar esta operación previa.

Entonces el rey, pensando que la fabricación de un cacharro era propia de un alfarero, hizo llamar a su primer interlocutor y le dijo:

- Alfarero, amigo mío, voy a seguir tu consejo y dar mi elefante a lavar, pero el lavandero necesita un gran recipiente para echarlo allí en remojo. Te mando, pues, que hagas uno lo suficientemente grande para ello.

El alfarero, por un momento estuvo tentado de afrontar la cólera del rey confesándoselo todo, pero su envida pudo más y decidió intentar, como fuera, la fabricación de la vasija que se le encargaba. Llamó en su ayuda a todos sus amigos y familiares, reunió con ellos en el jardín una cantidad inmensa de arcilla y en varios días, después de múltiples esfuerzos, consiguieron entre todos hacer un recipiente capaz de contener un elefante. Entonces lo llevaron con gran pompa donde el rey, y este, entusiasmado, lo puso enseguida a disposición del lavandero. El lavandero llenó el enorme recipiente con agua y jabón y declaró que todo estaba preparado para que entrara el elefante. Los guardias de palacio llevaron al dócil animal, pero apenas puso éste la pata en el recipiente, la arcilla se quebró, rompiéndose en mil pedazos.

Al ver lo sucedido, el rey ordenó al alfarero que hiciera un segundo vaso, que también se rompió. Igual pasó con un tercero y con un cuarto y con otros muchos. O eran tan gruesos que no había medio de hacer hervir el agua en ellos, o tan finos que el elefante los hacía trizas en cuanto ponía la pata encima.

Y resultó que, obligado a entregarse por completo a este trabajo imposible, el alfarero tuvo que descuidar sus propios asuntos y acabó por arruinarse por completo. Y se hubiera muerto de hambre si el lavandero, que tenía una alma elevada, no hubiera sido el primero en tenderle la mano de la reconciliación. Pues como él bien sabía, la envidia es un sentimiento de bajísima vibración y muchas veces lleva en sí misma su castigo"


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Fuente:
http://eldardodelapalabra.blogspot.com.es/2009/11/un-cuento-sobre-la-envidia.html

domingo, 18 de agosto de 2013

Kansas City

Kansas City (KCK) es la tercera ciudad más grande del estado estaodounidense de Kansas, y sede del Condado de Wyandotte. Kansas City también es una calle de Sevilla. Pero en este post, no os voy a hablar de ninguno de esos dos lugares que no conozco, sino de un título de canción.

Como seguidora de la música de María Villalón, un día me enteré de algo muy curioso: cenando ella con su amigo Dani de Despistaos, decidieron hacer una canción cada uno, con un mismo título. Kansas City, una calle de Sevilla. El resultado: dos baladas que me encantan. La de ella fue la primera que escuche y me encanta el ritmo y la letra, pero cuando escuché la de Despistaos me enamoré de la historia y del vidoclip.

No voy a decir de que tratan, aunque ambas son sobre temas similares.
Mejor escucharlas