Miradas que no necesitan palabras, que lo dicen todo. Miradas que no deben cruzarse, pero que hablan por sí solas, diciendo lo mismo que aquel día en el que se conocieron...
Y al final, uno se pregunta: quizás, las fugaces, preciosas e intensas historias, hay que dejarlas ahí.. Porque como se vuelvan a encontrar, son profundamente inevitables...
Y por ser inevitables, quizás, debería dejarse que ocurrieran...
Ese quiero y no puedo... O quiero pero no debo...
Hay demasiadas normas que no quieren que esas miradas acaben de encontrarse del todo... Demasiadas obligaciones, demasiadas cosas por las cuales, uno no se debería dejar llevar por sentimientos...
Miedo. Nostalgia.
Hacer lo correcto... o hacer lo que sentimos...
Me encanta. Creo que hay varias ocasiones en nuestra vida ante las que nos encontramos con estas miradas. Esa historia que no acabó. O que quizás ni siquiera empezó, porque nos dio miedo mirar. O aguantar la mirada. Porque, como dices, existen demasiadas normas, morales o personales que nos impiden aguantar las miradas. O que estas miradas actúen.
ResponderEliminarA veces, los ojos dicen más que las acciones, o las palabras.
Lo expresas muy bien; Me he sentido muy identificada. =)
Muchas gracias por tus palabras, me alegro de que te haya gustado :)
ResponderEliminarPrecioso Sara, totalmente de acuerdo :)
ResponderEliminarGracias por comentar, me alegro de que te guste! :)
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